El encuentro de dos miradas

Carolina Dell´Oro

El mes pasado me tocó hablar en Icare sobre sustentabilidad humana, en el marco de la lanzamiento del nuevo círculo “Empresa y Sociedad”. La próxima semana me toca participar moderando un panel en el Congreso “La persona en el corazón del desarrollo”, organizado por la Universidad Católica. La pregunta que me hago es qué está pasando.

Sin duda que estamos en una época de transición. En una época donde es necesario mirar desde otra perspectiva. Mirar a través de otros saberes humanos: sociología, historia, filosofía. Pareciera que la economía ya no es suficiente, que más que predecir lo que va a ocurrir, hoy se nos pide adaptarnos a lo que está sucediendo, se nos invita a escuchar la realidad y tratar de leer en profundidad lo que nos están pidiendo los nuevos escenarios.

Al respecto me ha parecido muy interesante el mensaje de Antonio Argandoña (quien estará presente en el Congreso de la UC) en su artículo “El bien común de la empresa y la teoría de la organización”, cuando afirma que hemos transitado por dos carriles paralelos para explicar la realidad, el de la economía y la mirada del bien común. Y que mientras no se encuentren y transfiguren entre ellos, será imposible poder ampliar la mirada respecto de lo que ocurre. Argandoña sostiene, citando a Mac Intyre, “ese impasse sólo puede superarlo alguien que viva en ambos esquemas conceptuales alternativos, que conozca y sea capaz de hablar el lenguaje de cada uno desde dentro”.

Pienso que momentos de transición e incertidumbre como los que vivimos pareciera que están ayudando a que se encuentren miradas que se veían tan opuestas. Por eso hoy podemos hablar de sustentabilidad humana en la empresa, de la confianza como clave de toda organización, de la felicidad como elemento constitutivo del desarrollo de todos los países. En última instancia, de la búsqueda del bien común.

En definitiva, estamos hablando de una mirada ética que no sólo consiste en un conjunto de códigos normativos que buscan evitar la corrupción y las malas prácticas al interior de la empresa. Sino aquella mirada profunda de la ética que la ve como la ciencia que nos muestra los caminos y valores por los cuales podemos acceder a nuestra plenitud, a nuestro florecimiento personal.

A partir de esta mirada de la ética, que no es nueva sino que Aristóteles ya la planteaba en los albores de nuestra cultura occidental, es que podremos mirar desde ambas perspectivas: desde lo técnico y desde la mirada integradora del valor de la persona. Sólo desde ahí podremos superar esta disociación de miradas que tanto daño a hecho a nuestra sociedad. Sólo desde ahí podemos dar respuesta a este anhelo de desarrollar valor económico integrado al valor humano. Y así podremos mirar una sociedad caminando, en todas sus organizaciones y acciones, hacia el bien común, unasociedad que no sólo tiene que preocuparse acerca del cómo ha de ser ética una organización sino mucho más aún, del sentido de por qué ha de ser ética una organizaciónhumana, y específicamente, la empresa.